El viaje de Landrie: un milagro hecho posible gracias al amor y el apoyo – por Rebecca Hilliard

Una foto de la niña con gafas. Una cita de la historia se encuentra al final. El mapa de Illinois con una región resaltada en azul está a la derecha.

La historia de Landrie comenzó con más obstáculos de los que la mayoría de nosotros podríamos imaginar. Ella llegó a este mundo con tan solo 27 semanas y pesando solo dos libras. Desde el principio, su pequeño cuerpo libró batallas que ningún niño debería enfrentar: una hemorragia cerebral, un quiste aracnoideo en la parte posterior del cerebro, discapacidad visual cerebral (DVC) y retrasos en el desarrollo. Pasó sus primeros meses intubada, dependiendo de oxígeno externo hasta que cumplió ocho meses. Cada vez que respiraba era una victoria.

Como madre soltera trabajadora con cuatro hijos, me sentí abrumada. Oré pidiendo esperanza, pidiendo ayuda, para que alguien creyera en Landrie tanto como yo. Esa esperanza llegó cuando encontré Robin's Nest. No eran solo una guardería; se convirtieron en nuestra segunda familia. Nos abrieron las puertas y nos dieron su corazón, creando un espacio donde Landrie pudo prosperar. Recibieron a sus terapeutas (físico, ocupacional, conductual y de la vista) en el aula, trabajando muy de cerca con los maestros para brindarle a ella todas las posibilidades de tener éxito.

En Robin's Nest no solo se preocuparon por Landrie; lucharon por ella. Creyeron en su potencial, cuando las probabilidades parecían imposibles. Le dieron amor, paciencia y herramientas para superarlo. Hoy, cuando veo lo lejos que ha llegado, estoy segura de esto: sin Robin's Nest y esos increíbles terapeutas, Landrie no estaría donde está hoy. Convirtieron el miedo en esperanza y los desafíos en victorias.

Esto es más que cuidado de niños. Esto le cambia la vida a uno. Esto es lo que todo niño merece: un equipo que nunca se rinda, una comunidad que los ayude a superarse y un lugar donde los milagros ocurran todos los días.

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